Hace más de una década, Yugoslavia se desmembró en medio de un baño de sangre. Una de sus antiguas repúblicas constituyentes es ahora la joven nación de Bosnia-Herzegovina, que en muchos aspectos sigue siendo un país dividido entre ciudadanos croatas, serbios y bosniaks (o musulmanes bosnios). Con una economía débil, instituciones gubernamentales inefectivas y más de 12.000 personas todavía desplazadas de sus hogares, esta nueva nación lucha para establecer cimientos sanos.
Durante el sitio a Sarajevo (1992-1996), Catholic Relief Services (CRS) en Bosnia-Herzegovina comenzó a proporcionar ropa y alimentos a la población. A partir de esos esfuerzos, nuestro trabajo ha pasado de satisfacer necesidades inmediatas a trabajar junto a socios locales en el reasentamiento a largo plazo de refugiados y desplazados.
Trabajo de CRS en Bosnia-Herzegovina
El trabajo de CRS Bosnia-Herzegovina se concentra en construir un futuro sólido para todos los ciudadanos del país. La reconstrucción y el reasentamiento se enfocan en reconstruir las comunidades, no solo las estructuras físicas. También laboramos en frenar la trata de personas, una grave consecuencia de la pobreza y la falta de oportunidades económicas en el sureste de Europa. CRS Bosnia-Herzegovina participa activamente de los siguientes programas:
Reconstrucción de las comunidades
La guerra dejó la mitad de la población desplazada y dañó o destruyó 40 por ciento de la vivienda. CRS ha dedicado, desde 1996, más de 30 millones de dólares a la reconstrucción y el reasentamiento, permitiendo retornar a 3.150 hogares. El apoyo incluye alojamiento, agua y electricidad; medios de generar ingresos como ganado, maquinaria agrícola y semillas. CRS trabaja en alianza con una red de ocho organizaciones no gubernamentales que ayudan a quienes retornan, y algunos que ya lo han hecho, a obtener documentos, inscribir los niños en la escuela, registrarse en los centros locales de salud y recibir la preparación y el apoyo que necesitan para progresar.
Contra la trata de personas
CRS Bosnia-Herzegovina combate la trata de personas con programas que se concentran en la prevención, la reintegración y la creación de conciencia pública al respecto. CRS y sus socios trabajan para responder a los factores que perpetúan la trata de personas. Ofrecemos a mujeres y jóvenes de zonas rurales oportunidades de trabajo dentro del país y las alertamos al riesgo de la trata entre aquellas que buscan empleo dentro y fuera del país. Los programas de CRS recurren a trabajadores sociales, policías y funcionarios públicos para que enfoquen los aspectos sociales que contribuyen a la trata.
Historia de CRS en Bosnia-Herzegovina
La declaración de independencia de Bosnia-Herzegovina en marzo de 1992 desató una guerra brutal que enfrentó a croatas, serbios y bosniaks. El saldo del conflicto fue 250.000 muertos, 200.000 heridos y 13.000 discapacitados permanentes. Al finalizar la guerra, con la firma del Acuerdo General de Paz en noviembre de 1995, más de la mitad de la población de 4,4 millones estaba desplazada, con más de un millón de refugiados y un millón de desplazados internamente. Unas 670.000 minas quedaron sembradas en una superficie equivalente a 4 por ciento del territorio del país. Estas minas continúan reclamando vidas.
El acuerdo de paz, conocido como “Acuerdos de Dayton”, estableció un gobierno central compuesto de dos entidades separadas y distintas: la Federación de Bosnia-Herzegovina y la República Srpska, con 51 y 49 por ciento del territorio. El acuerdo también incluyó medidas para facilitar el regreso de los desplazados. Al final de 2004, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) había constatado el regreso de un millón de refugiados y desplazados.
Aunque la recuperación ha sido significativa en estos años, la actual situación en Bosnia-Herzegovina presenta varios retos. Al final de la guerra, la producción había caído en más de 90 por ciento, lo que no se ha recuperado todavía. Bosnia-Herzegovina ocupaba el lugar 66 de 177 países en el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Cerca de 20 por ciento de la población vive debajo del nivel de pobreza, mientras otro 30 por ciento puede ser calificado como pobre.
Entre los retos pendientes, mientras Bosnia-Herzegovina aspira a ingresar a la Unión Europea, figuran combatir la corrupción, fomentar la tolerancia étnica y reestructurar el sistema educativo.