Los López: fe, familia y mariachi

Los López: fe, familia y mariachi

Mateo López

Guía para padres

Mateo López ama a su abuela y también la pizza. En su escuela está aprendiendo división y fracciones. También va fiestas y juega fútbol en el patio delantero de su casa en San Antonio, Texas. De muchas maneras, es como cualquier otro niño de ocho años hasta que toma su guitarra y comienza a cantar.

No es solo su grandiosa voz lo que llama la atención, es su capacidad de transmitir un estado de ánimo. La música mariachi está destinada a evocar emociones y cuando Mateo canta, puede generar alegría, tristeza o añoranza.

Nombrado a los cuatro años como el mariachi más joven del mundo por los World Guinness Records, Mateo ha viajado por todo el mundo cantando. Compitió en “Mexico´s Got Talent” y apareció en “Little Big Shots” de la NBC. Incluso cantó el himno nacional mexicano en el “Juego de Estrellas” de la Major League Soccer 2022 para el equipo de México.

Pero para Mateo, su mamá, Janelle, y su papá, Adalberto, la música mariachi es un asunto de toda la familia: “No soy solo yo. Es un equipo. Se necesita el apoyo de muchas personas para hacer esto”, dice Adalberto.

“La familia que ves no está solo en estas cuatro paredes. Es la familia que este “traje” (el traje tradicional de mariachi) representa. Es la cultura del mariachi y todo lo que está detrás de ella, las tradiciones y los cien años de historia de esta música. Mateo representa todo esto a nivel internacional”.

Un legado familiar

El abuelo de Mateo, a quien nunca conoció, era mariachi. Su hermana mayor, Ariella, también lo es y es una talentosa violinista que ahora toca en una banda de mujeres.

Mateo creció rodeado de música. Comenzó a memorizar canciones a los dos años. Cuando tenía cuatro, ya cantaba en un restaurante local con micrófono en mano y, una vez, cuando vio en la televisión al famoso cantante mexicano, Marco Antonio Solís, les anunció a Janelle y Adalberto que quería cantar y tocar la guitarra.

Incluso sugirió que le pidieran a Gino Rivera, el director del programa musical del Guadalupe Cultural Arts Center en San Antonio, que le enseñara. Hoy toca la vihuela, un instrumento tradicional utilizado en la música mariachi, guitarra y piano. Incluso está aprendiendo a tocar el arpa.

Al preguntarle a Adalberto y Janelle qué sienten al ver actuar a su hijo, dicen que no hay palabras.

“Hay tantas emociones encontradas”, dice Adalberto. “Para nosotros se trata no solo de verlo a él, sino de lo que representa: el legado que mi papá me dejó”.

Ese legado está lleno de emotividad para Adalberto, quien creció como mexicano-estadounidense de primera generación. Su padre llegó a los Estados Unidos en busca de una vida mejor, trayendo consigo la música que alguna vez tocó en los campos mexicanos.

Estando ya en San Antonio, trabajaba en una planta de reciclaje durante el día y en una panadería por la noche. Cuando podía, era mariachi. Pero Adalberto no sabía cómo apreciar su música.

Retrato de la familia López en San Antonio, Texas. Foto por Michael Cirlos para CRS.
Retrato de la familia López en San Antonio, Texas. Foto por Michael Cirlos para CRS.

“No podía entender su música por el lugar donde crecí. En ese momento, para la gente con la que yo estaba, no era bueno ni ser mariachi ni ser mexicano. Cuando mi papá falleció, creo que sintió que se llevó la música con él”.

Por supuesto, Adalberto no sabía que esto no sería así. A veces Mateo le reza a su abuelo. “Él está muy orgulloso de mí allá arriba”, dice. “Me está mirando con mucho orgullo”.

Con el paso de los años, Adalberto llegó no solo a aceptar sino a honrar su herencia mexicana. Él y Janelle crían a sus cinco hijos como mexicoamericanos, abrazando lo mejor de ambas culturas.

“Los dos aceptamos todo lo bello que se nos presenta”, dice Adalberto. “Mi familia renunció a mucho para venir aquí y nunca lo olvidamos”.

Tener fe y cantarle a la Virgen

Como familia, los López viajan a menudo a Ciudad de México y Guadalajara. Escuchan música mariachi en el auto y comen comida mexicana juntos en casa.

“Se trata de adoptar la cultura”, dice Janelle, quien ha aprendido a hacer un arroz mexicano casi perfecto. “Es parte de lo que somos como familia”. “Eso, y la fe”, afirma.

Janelle y Adalberto, quienes crecieron como católicos, rezan con Mateo antes de acostarse y antes de comer. Asisten a la iglesia con regularidad para comprender mejor su fe y el sentido de la oración.

“A Mateo siempre le hemos enseñado a ser agradecido y apreciar el don que Dios le ha dado, que realmente es un don”, dice Janelle.

Cuando la familia va a Ciudad de México, visitan la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe para rendirle homenaje. Una vez, Mateo se unió a millones de mexicanos y le cantó a la Virgen en su cumpleaños. En casa, suele unirse a su abuela María para rezarle.

Para Mateo, se trata de lo que significa la Virgen para México. Cuando le reza, le pide que “ayude a su familia a ser muy sana y feliz”.

Durante el Mes de la Herencia Hispana, celebramos el talento musical de Mateo, junto con los valores católicos y la fe que su familia le han enseñado. Los mismos valores que todos los días inspiran a Catholic Relief Services mientras servimos a las familias más vulnerables del mundo para que desarrollen todo su potencial dado por Dios.

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