Café salvadoreño conquista Canadá conservando el medio ambiente

Café salvadoreño conquista Canadá conservando el medio ambiente

En el corazón de El Salvador, entre las majestuosas montañas de la Cordillera Apaneca-Llamatepec, se encuentra el Cerro Laguna Verde, uno de los lugares más hermosos de la región. A pasos de este gran paisaje natural, rodeado de grandes cafetales, se encuentra la finca “Pedacito de Cielo”, propiedad de Rosa Alba Castro de Escamilla, una determinada mujer que se dedica a cultivar café de alta calidad en armonía con el medio ambiente.

Rosa Alba es una enfermera de profesión que creció bajo la brisa fresca de estas montañas donde el aroma del café quedó impregnado en su vida, inspirándola a cuidar y proteger este “Pedacito de Cielo” que heredó de sus ancestros.

“Esta finca, mi abuelo la compró allá por los 1980 más o menos. Él la empezó a cultivar, luego pasó a mi madre y ella, después, me la pasó a mí… por eso tengo este pedacito y yo le puse como algo que era la bendición de Dios”, indica Rosa Alba al contar cómo adquirió sus tierras.

vista aerea de la laguna verde en El Salvador
Vista aérea del Cerro Laguna Verde, El Salvador. Foto por Oscar Leiva/Silverlight para CRS.

El cambio climático amenaza la caficultura y el acceso al agua

Sin embargo, el camino no ha sido sencillo. El cambio climático y la degradación del suelo han generado serios obstáculos para los caficultores en esta región, afectando significativamente la producción de café de Rosa Alba, que apenas alcanzaba entre los 400 y 600 kilogramos de cosecha al año.

“El cambio climático nos afecta porque a veces llueve, a veces no llueve o llueve muy temprano. Y entonces la planta de café se prepara, florea y después ya no llueve”, explica Rosa Alba.

Las precipitaciones, cada vez más impredecibles, están complicando la recolección de los granos de café en el momento oportuno. Esta situación surge debido a que los frutos de los árboles no maduran al mismo tiempo, lo cual es un factor esencial para producir café de alta calidad y obtener mejores precios en el mercado.

Adicionalmente, la erosión de los suelos de El Salvador, causada por la deforestación, y el uso de prácticas agrícolas que degradan los recursos naturales, como la quema del rastrojo y el manejo inapropiado de los fertilizantes, han puesto en riesgo el futuro del café. Estas acciones han ocasionado una reducción considerable en su producción, afectando la prosperidad de las familias que dependen de su cultivo.

agricultores de café implementando nuevas prácticas agrícolas
Rosa es miembro de la Escuela RENACER, una iniciativa de CRS y COMAR para la capacitación de agricultores de El Salvador en la implementación de técnicas agrícolas que protejan al suelo y el agua. Foto por Oscar Leiva/Silverlight para CRS.

Según datos históricos del Consejo Nacional del Café de El Salvador, en 1993, el país producía 920 kilogramos de café por hectárea de cultivo. Hoy su productividad ha caído drásticamente a unos 181 kilogramos por hectárea.

Para enfrentar todos estos desafíos, Rosa Alba encontró el apoyo de Catholic Relief Services (CRS) y su iniciativa Cosecha Azul, a través de la cual logró implementar prácticas sostenibles de producción, que conservan el suelo y las fuentes de agua.

El uso de estas prácticas agrícolas le permitió a Rosa Alba transformar su finca en un sistema agroforestal, que no solo produce café de alta calidad, sino que también protege el medio ambiente.

Además, la adopción de las prácticas de Cosecha Azul ha sido fundamental para incrementar su producción, la cual ha alcanzado entre los 1 000 y 1 200 kilogramos por año.

“He observado que cosechamos más producción gracias a Cosecha Azul. Protegemos el suelo y tratamos de que el agua se vaya a los mantos acuíferos y, con eso, el agua llega a niveles más bajos, para que las personas aquí en la cordillera no les falte el agua”, indica Rosa Alba.

Gracias a los bosques cafetaleros de Centroamérica, nueve millones de personas tienen acceso a agua potable. Sin embargo, las prácticas tradicionales de procesamiento del café tienden a contaminar este recurso natural.

Por ello, Rosa Alba ha implementado prácticas agrícolas destinadas a proteger las fuentes de agua, abordando así otro reto ambiental que afecta no solo a su comunidad, sino a todo el país. De hecho, el 90% de los ríos y manantiales en El Salvador están contaminados, lo que pone en riesgo el acceso de miles de personas al preciado líquido.

Conquistando el mercado internacional

La calidad del café que hoy produce Rosa Alba y el acompañamiento de Cosecha Azul le permitieron también conectarse con mercados que reconocen el valor de producir con prácticas que protegen los recursos naturales.

Además de lograr mejores cosechas, su café es exportado a Canadá a través de Fantome Café, una empresa tostadora comprometida con las prácticas sostenibles de producción y el pago justo a los agricultores. El café es comercializado bajo la marca “Delirio” haciendo visible que fue cultivado por una agricultora salvadoreña, que lo produce conservando la naturaleza.

Rosa Alba de Escamilla muestra con orgullo una bolsa de su café tostado distribuido por Fantome Café de Canadá. Foto por Oscar Leiva/Silverlight para CRS.

Rosa Alba se ha convertido en una de las dos mujeres productoras de su comunidad que han logrado adaptar sus cultivos al cambio climático y comercializar su café directamente a un buen precio. Su éxito ha inspirado a otros productores a establecer relaciones comerciales directas con compradores internacionales.

“Hace 15 años mi madre falleció y, si estuviera viva, creo que estaría súper satisfecha de que su hija haya llegado hasta esto de exportar el café de la finca. Fue un sueño hecho realidad”, sostiene Rosa Alba con orgullo.

De esta manera, el ‘Pedacito de Cielo’ que Rosa Alba heredó alguna vez se ha convertido en un gran ejemplo de cómo producir café en armonía con el medio ambiente. La conservación del suelo y el agua han sido la base de su éxito. Por eso, aspira a seguir trabajando en su finca y adquirir nuevas tierras, para continuar implementando las prácticas sostenibles que le han permitido hacer sus sueños realidad.

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