La esperanza es un ancla que tenemos del otro lado: “Sé que mi Redentor está vivo y lo voy a ver”. Papa Francisco
El 1º de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos y el 2 de noviembre el Día de los Fieles Difuntos. Esta gran fiesta de religiosidad y simbolismo, conmemora a los seres queridos que ya no están con nosotros.
Todos los años, CRS se une a esta celebración ya que nuestra misión es trabajar para prevenir futuras muertes innecesarias debido al hambre, las enfermedades prevenibles, la falta de agua y saneamiento, los conflictos y los desastres naturales. Por eso desarrollamos programas alrededor del mundo que ayudan a empoderar a las comunidades para salir adelante y actuamos rápidamente en las emergencias para proveer agua potable, asistencia alimentaria, ropa, mantas, colchones, suministros de higiene, atención médica y más.
Para conmemorar este todos los fieles difuntos, te invitamos recordar con añoranza y alegría a todos los seres queridos que partieron al encuentro con Dios. Comparte con tu familia y amistades el significado de esta celebración.
Mujer sostiene cartel con fotos de sus antepasados Foto por Tabitha Ortega para CRS.
Tradiciones y significado
La celebración de los Fieles Difuntos se lleva a cabo en varios de los países en los que CRS está presente y actualmente en los Estados Unidos. México, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua participan de dicha festividad distinguida por tradiciones de indigenismo. Algunos de estos elementos son: el altar de muertos, las flores de cempasúchil, el pan de muerto, la comida favorita de los difuntos, las calaveras, disfraces y las visitas al cementerio entre otros.
El elemento más notorio es el altar de muertos, una costumbre relacionada con el ciclo agrícola tradicional. Los indígenas hacían una gran fiesta para celebrar la culminación de la cosecha del maíz. Ellos creían que ese día los difuntos regresaban a la tierra, a compartir con sus parientes vivos, los frutos de la madre tierra.
Altar tradicional del día de los difuntos en México. Foto por Keith Dannemiller para CRS.
Para los indígenas, la muerte era una transformación para alcanzar cierto grado de perfección. Mientras tanto, los muertos permanecían en Mictlán “residencia de los muertos” para purificarse y seguir su camino.
Joven luce disfraz típico de la festividad. Foto por Tabitha Ortega para CRS.
Referencias: Catholic.net y ACIPrensa
El Papa recordó en su Homilía por los fieles difuntos que la esperanza, como dijo Pablo “no defrauda”: ella “nos atrae y da un sentido a nuestra vida”.
“Yo no veo el más allá. Pero la esperanza es el don de Dios que nos atrae hacia la vida, hacia la alegría eterna. La esperanza es un ancla que tenemos del otro lado: nosotros, aferrándonos a la cuerda, nos sujetamos. “Sé que mi Redentor está vivo y lo ver”: repetir esto en los momentos de alegría y en los malos momentos, en los momentos “de muerte”, por decirlo así. (…)El Señor nos recibe allí, donde está el ancla. La vida en la esperanza es vivir así: aferrándose, con la cuerda en la mano, fuerte, sabiendo que el ancla está ahí. Y esta ancla no decepciona: no defrauda.”
Jesús le ha quitado a la muerte la última palabra: quien cree en Él será transfigurado por el amor misericordioso del Padre para vivir una vida eterna y feliz”. Papa Francisco
