Jesús te espera, entre los pobres y humildes. ¡Ponte en camino!

Foto de Allison Lezon para CRS

Jesús te espera, entre los pobres y humildes. ¡Ponte en camino!

Foto de Allison Lezon para CRS

Iniciamos el Adviento y con él, un año litúrgico nuevo. Adviento significa “venida” y la Iglesia nos invita a iniciar el año estando a la expectativa, esperando la venida de Cristo, pues Él nos prometió que volvería. Vemos que el color morado empieza a engalanar los templos, la música en la Misa es más sobria e incluso dejamos de entonar el canto del Gloria. Pero ¿qué actitudes nuestras demuestran a los demás que estamos a la espera?

Cuando esperamos la visita de un familiar o de un amigo, nos ponemos en acción y barremos la casa, la limpiamos y ponemos todo en orden. Aún más, si nuestro invitado va a pasar la noche, le preparamos una habitación y nos aseguramos de que tenga todo lo que necesita. Pues bien, quien viene es Cristo y nuestra casa es nuestro corazón, ¡preparémonos para recibirlo!

La Corona de Adviento nos ayuda a prepararnos para acoger a Jesús

corona de adviento
La corona de adviento es una tradición en las parroquias y hogares católicos. Cada semana de Adviento, se enciende una vela de la corona indicando que se aproxima la Navidad. Foto cortesía de KristianSeptimiusKrogh/iStock.

Catholic Relief Services ha creado la Oración con la Corona de Adviento, un recurso digital para ayudar a las comunidades y familias a compartir el significado del Adviento y prepararse para el nacimiento de Jesús. Es una guía semanal para usarse al momento de encender las velas de la corona convirtiéndolo en un momento de meditación. Las oraciones e historias personales de diversas partes del mundo que se incluyen nos ayudan a reflexionar sobre la presencia de Cristo entre los pobres a la luz de las Escrituras y las palabras del Papa Francisco.

La Oración con la Corona de Adviento resalta el aspecto global de nuestra familia humana, pues para realmente recibir a Jesús debemos empezar por acoger, asistir y acompañar a nuestros hermanos y soñar “como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos” (Papa Francisco, Fratelli Tutti, 8).

“El Adviento nos invita a… abrirnos a las necesidades de la gente, de los hermanos y al deseo de un mundo nuevo” – Papa Francisco

altar de la Virgen de Guadalupe
Altar a la Virgen de Guadalupe frente a la Casa del Migrante en Ciudad Juárez, México. Este es un hogar seguro para miles de migrantes en su camino a los Estados Unidos. Aquí se les ofrece comida, ropa y un lugar para descansar. Foto por Oscar Leiva/Silverlight para CRS.

El Adviento es un tiempo propicio para abrir nuestro corazón a Jesús brindando una ayuda real a los más necesitados. Así lo hizo la Virgen María, a quien celebramos durante el Adviento con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, patrona de los Estados Unidos, y la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, Emperatriz de las Américas. De María, Nuestra Madre, aprendemos a decir Sí a la voluntad de Dios y a ponernos al servicio de los demás. Al igual que ella, Juan el Bautista nos acompaña en nuestra jornada de Adviento exhortándonos no sólo a esperar a Cristo, sino a hacerle un espacio en nuestro interior pues conviene que Él crezca y nosotros disminuyamos.

Aún más, nuestro Adviento no debe ser una espera pasiva sino una espera atenta que nos disponga a salir al encuentro de Cristo que viene a nosotros. Isaías, un tercer personaje del Adviento nos lo demanda: “Preparen el camino del Señor. Las quebradas serán rellenadas y los montes y cerros allanados. Lo torcido será enderezado, y serán suavizadas las asperezas de los caminos” (Isaías 40,3-4). Un pasaje que podríamos reemplazar por: “Preparen el camino del Señor. Las personas con hambre serán saciadas, y la dignidad de todos quienes son descartados será respetada. Los sistemas sociales serán justos y las heridas serán sanadas por la paz de Nuestro Señor”. ¡Y para que esto suceda debemos ponernos en camino!

El Adviento es un tiempo para estar alerta

Cada día, miles de personas recorren largas distancias rumbo a la Unión Europea en busca de asilo. CRS en colaboración con sus socios implementa programas de capacitación y talleres vocacionales para ayudar a que las familias puedan salir adelante en sus propias comunidades y no se vean forzados a emigrar. Foto por Andrew McConnel para CRS.

En Adviento debemos esperar despiertos, pues si estamos distraídos con las cosas materiales o pasajeras, podríamos dejar pasar de largo a Jesús sin reconocerlo, sin verlo más allá del pesebre. En nuestras posadas o fiestas navideñas, podríamos no escuchar el llamado a nuestra puerta de tantos peregrinos que, al igual que la Sagrada Familia, vienen rendidos buscando descanso.

Es hora de salir al encuentro de Cristo con la práctica de las buenas obras, prestando atención especial a los pobres, a los marginados, a los migrantes y a los refugiados. Preocupémonos por los que tienen hambre o sufren injusticias y hagamos algo concreto para aliviar tanto dolor. ¡Valoremos las cosas de la tierra poniendo nuestro corazón en las del cielo!

Oremos:

Haz, Señor, que podamos reconocerte en nuestros hermanos y poder amarlos para recibir con ánimos renovados e inmensa alegría tu salvación y sanación a los corazones quebrantados de nuestros días. Amén.

Publicado originalmente en We are Salt and Light