Cambio de comida, cambio de hábitos: La historia de Labaladezy y Frankline

Cambio de comida, cambio de hábitos: La historia de Labaladezy y Frankline

“Tenemos un proverbio que dice que la educación es el patrimonio más hermoso de la comunidad”.

En el pueblo de Miary Ankoronga, en el sur de Madagascar, Labaladezy Rasoanandrasana conversa con una marioneta mientras una pequeña multitud se reúne para escuchar. La marioneta, colocada en la mano de un miembro del personal de CRS, cuestiona juguetonamente a Labaladezy y le pregunta: “¿Qué harías si tu hijo estuviera enfermo?”. “Llevaría al niño al médico o al personal de salud de la comunidad”, contesta Labaladezy, cuya esposa dio a luz recientemente a su octavo hijo. “Correcto”, confirma la marioneta, mientras la multitud asiente.

Aunque un espectáculo de títeres puede parecer una forma inusual de comunicar decisiones saludables sobre el cuidado de bebés y niños, este enfoque innovador diseñado por CRS y financiado por el programa “Food for Peace” de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, ha mostrado resultados positivos en las comunidades rurales de Madagascar donde hay altas tasas de desnutrición infantil.

Porque una buena nutrición va más allá de la cantidad de lo que se come, el proyecto también enfatiza que los niños deben tener el tipo correcto de alimentos con suficientes vitaminas, minerales y proteínas para ayudarlos a crecer y desarrollarse. El proyecto también muestra cómo mejorar prácticas específicas de higiene y tener relaciones familiares saludables para que sus hijos prosperen.

Labaladezy y Frankline

Foto por Dooshima Tsee/CRS

“Tenemos un proverbio que dice que la educación es el patrimonio más hermoso de la comunidad”, dice Frankline, la esposa de Labaladezy, quien ha hecho varios cambios para fortalecer la salud de su familia. Cuando estaba embarazada de su octavo hijo, en sus primeras visitas al centro de salud, el personal le recomendó no darle nada a su hijo durante los primeros seis meses más que leche materna. Y así lo hizo una vez que nació. Pero pasó el tiempo y su bebé no se estaba desarrollando apropiadamente. Entonces Labaladezy y Frankline lo llevaron al hospital y aprendieron que debían empezar a darle verduras y pesarlo regularmente para evaluar su crecimiento.

Ahora Frankline cultiva una variedad de alimentos y muestra a otras madres cómo hacerlo. “Lo que realmente me hace feliz es que nos han enseñado cómo variar la comida para nuestros bebés, y también estoy variando mi propia comida y dieta”, comenta.

“Como verduras que nunca había comido y estoy descubriendo sabores. Simplemente disfruto comiendo todas estas recetas nuevas”.

Labaladezy y Frankline

Foto por Jim Stipe/CRS.

Sin embargo, su hijo no mejoraba. El médico atribuyó la debilidad del bebé a la enfermedad y fatiga de Frankline después del embarazo. Entonces ella y su esposo comenzaron a compartir las responsabilidades para cuidar de su hijo. Con alegría, Labaladezy aprendió a preparar las comidas del bebé y era él quien lo llevaba a pesar en el centro de salud. Al hacerlo, Frankline podía ocuparse de otras cosas, como ir al mercado. Compartir responsabilidades mejoró el bienestar de toda la familia, comenzando por la salud de sus hijos y de la pareja.

Labaladezy dice sobre su relación de pareja: “Ha mejorado de una manera que nunca hubiera imaginado. Estamos colocando la amabilidad entre nuestras prioridades”.

Frankline también se ha convertido en una líder en la comunidad y comparte su conocimiento sobre nutrición infantil con otras madres. Su hijo está sano y, reflexiona: “Estoy orgullosa de lo que he logrado y de ser una de las que puede difundir todos estos mensajes”.

Hace más de 50 años, el Papa San Juan XXIII reconoció la complejidad de cuidar a las personas con hambre, recordándonos que toda persona “tiene un derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios necesarios para un decoroso nivel de vida, cuales son, principalmente, el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y, finalmente, los servicios indispensables que a cada uno debe prestar el Estado”.

mama y su bebe

Foto por Dooshima Tsee/CRS.

CRS reconoce que los niños sanos necesitan alimentos nutritivos, así como familias que los apoyen y comunidades seguras para prosperar. Juntos, podemos liderar el camino hacia un mundo donde todos los niños, familias y comunidades tengan acceso regular a los alimentos que necesitan para llevar una vida sana y digna.

Juntos podemos liderar el camino hacia un mundo sin hambre.

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