Vidas Transformada
s Por Jóvenes Constructores

Vidas Transformada
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Madelyn Martínez, Vida Transformada
 Por Jóvenes Constructores En Honduras

Madelyn y su supervisora Alma Ruiz en la cafeteria Coffee D’Altamira. Foto: Fe y Alegría

El Progreso, Honduras. “Ahora ya no tengo que pedir lo que necesito. Lo obtengo yo misma”. Esas emotivas palabras resumen los logros de Madelyn Suyapa Berríos Hernández, quien a sus 19 años de edad se ha convertido en una joven exitosa y empoderada por medio de su experiencia en el programa Jóvenes Constructores.

Cuando por invitación de una joven promotora fue con su prima a la sede de Jóvenes Constructores de Palermo en el Centro Técnico Loyola de El Progreso, Madelyn no imaginaba cómo su vida cambiaría para bien en apenas un par de meses. Como en el caso de muchas y muchos jóvenes transformados por nuestro socio del proyecto Senderos Juveniles de Centroamérica, Fe y Alegría.

En este programa líder de empleabilidad juvenil, Madelyn descubrió muchas posibilidades de mejorar y, sobre todo, encontró atención a sus problemas y necesidades, “las y los maestros estaban en las buenas y las malas”, recuerda, “nos enseñaron a abrir nuestra propia empresa. Las clases eran muy buenas”.

Con los conocimientos adquiridos y su aplicación al estudio aprendió a preparar café de calidad. Desde hace seis meses trabaja en la cafetería Coffee D’Altamira en El Progreso, donde en su trabajo de barista prepara toda la gama de cafés fríos y calientes. Madelyn descubrió talentos y habilidades que permanecían ocultos: Jóvenes Constructores da a las mujeres como ella la oportunidad de descubrirse como emprendedoras y seres humanos capaces ya que el programa fomenta el empoderamiento de las mujeres. Ahora no hay límites para estas jóvenes que dedican día a día su futuro.

Aprendí a ser barista

“La vida tiene tropiezos, pero ahora acá estoy” Casada desde hace cuatro años, Madelyn reconoce el valor de la disciplina y el estudio constante que le permitió alcanzar una de las muchas metas que ahora tiene en su vida. “Hay tropiezos en la vida, pero míreme: acá estoy”, sonríe en su nuevo trabajo. “Algunos compañeros se salieron del programa, pero a los que se quedan los motivo para que sigan adelante”.

Su jefa, Alma Ruiz, está satisfecha con la rápida adaptación al ambiente y el sistema de trabajo en la cafetería y con los conocimientos que Madelyn trajo desde su formación en Jóvenes Constructores. “Está siempre dispuesta a aprender, es accesible y respetuosa. Se lleva muy bien con sus colegas”, dice su jefa. Aunque Madelyn entró como practicante en Coffee D’Altamira, su desempeño fue tan bueno que le ofrecieron un puesto permanente.

Después de su paso por Jóvenes Constructores, para Madelyn vivir significa no dejar nunca de crecer y obtener más logros y ahora sueña con tener su casa y negocio propio. No olvida a quienes le abrieron nuevos senderos de oportunidades: “Me siento muy bien en mi trabajo, muy agradecida con el programa Jóvenes Constructores porque si no fuera por ellos no estaría acá”.

Senderos Juveniles de Centroamérica es un proyecto binacional en Honduras y El Salvador que conforman Catholic Relief Services (CRS) junto a sus socios Fe y Alegría, FUNADEH, Glasswing International y YouthBuild International, con el nanciamiento del Departamento de Trabajo de Estados Unidos (USDOL).


Pedro Varela, De La Falta De Metas Al Trabajo Con Jóvenes Constructores

Pedro ahora es empleado permanente de Diunsa.

Tegucigalpa, Honduras. Un campeonato de fútbol de barrio: ese fue el sitio donde Pedro Antonio Varela supo por primera vez del programa Jóvenes Constructores.

El capitalino de 20 años no es el único: muchos otros bene – ciados se han enterado del programa en sitios inesperados. Cuando sus vecinos organizaron el torneo, “fui porque me gusta mucho jugar y porque mis amigos me animaron”, re- cuerda Pedro. “En eso, alguien me habló del programa y de la gran cantidad de beneficios que trae”. Terminaron de con- vencerlo cuando le dijeron que recibiría cursos de habilidades para la vida y el trabajo e incluso una charla del Instituto Nacional de Formación Profesional.

Poco a poco, Pedro fue venciendo su timidez cuando comenzó a relacionarse con sus nuevos compañeros de estudio en la sede de Fundación Nacional para el Desarrollo de Honduras (FUNADEH), socio del programa, en Jardines del Carrizal.

Las habilidades para la vida y el trabajo fueron solo uno de los muchos aprendizajes que Pedro adquirió en Jóvenes Constructores.

El ambiente en el programa también le ayudó a transformarse. “Mis instructores me animaban: me decían que tenía mucho que dar. Me convertí en un líder”.

De la rebeldía al amor por el trabajo

“Yo antes era un joven rebelde”, dice Pedro. “Me levantaba tarde, era como muchos que solo en la casa pasaban y no quería hacer nada. No tenía metas, pero aprendí a trabajar y ayudar a mi familia”.

Ahora tiene un propósito: “Ya no me siento como antes. Comencé a proponerme metas; la primera fue graduarme de Jóvenes Constructores y después encontrar un trabajo”.

Hallar trabajo fue un reto para Pedro. “Mis tutores me aconsejaban mostrar seguridad en la entrevista de trabajo y decir siempre la verdad”.

Cuando llegó el día de poner a prueba lo aprendido, la seguridad y el ánimo con que habló en la entrevista hicieron que se quedara con un puesto permanente en Diunsa Miraflores, donde empezó a laborar el 30 de octubre de 2017 en el área de deportes.

“Todas las habilidades que aprendí en Jóvenes Constructores me sirven para escuchar a los clientes. Antes me alteraba muy rápido y no tenía autocontrol, pero ahora tengo paciencia. Mis compañeros me dicen que soy muy carismático: eso lo aprendí en el programa”. Una persona humilde y servicial: así lo describe Nazareth Escoto, una de sus compañeras de trabajo. “Siempre anda ayudando a los demás”, agrega.

La gerente de recursos humanos de Diunsa, Heidy Noelia Ferrera, dice que la institución está com- prometida a abrir oportunidades a las personas que cuenten con el per l para los puestos. “No hacemos discriminación por el lugar donde viven”.

Pedro invita a la juventud a participar en el programa Jóvenes Construtores porque la capacitación que ofrece ayuda a mejorar la vida per- sonal y laboral. “Todo lo aprendido me ha servido en el trabajo y en el hogar”, arma.

El programa Jóvenes Constructores es uno de los servicios que ofrece Senderos Juveniles de Centroamérica, proyecto binacional en Honduras y El Salvador conformado por Catholic Relief Services (CRS) junto a sus socios Fe y Alegría, FUNADEH, Glasswing International y YouthBuild International, con el financiamiento del Departamento de Trabajo de Estados Unidos (USDOL).


Gerson García, Con Jóvenes Constructores Dejó La Timidez Para Convertirse En Un Emprendedor 

Gerson García atendiendo a clientes en un servicio de comida.

San Pedro Sula, Honduras. Encanelados, donas, pastelitos de leche, tortas de guineo: de las manos de Gerson Daniel García Aguilar, de 20 años, sale la masa para preparar deliciosos panes que su clientela no se cansa de pedir. “Mis clientes quedan impresionados y satisfechos. No solo una vez me compran, sino que me llaman para que les lleve nuevos productos”, dice con orgullo. Y pensar que hace poco era un muchacho tímido, que creía no tener iniciativa para alcanzar sus sueños y pasaba encerrado en casa, sin empleo ni interés en estudiar.

Pero todo eso cambió cuando un vecino le contó sobre el programa Jóvenes Constructores. La curiosidad picó a Gerson, quien se interesó en las clases impartidas en la sede de Chamelecón, en la colonia San Juan, bajo la coordinación de nuestro socio Glasswing International. “Me llamaron la atención los talleres de cocina y electricidad”, relata. Se armó de constancia y pasó tres meses formándose.

“La formación ayudó a Gerson a vencer la timidez y volverse extrovertido”, recuerda Edgar Adolfo Alegría, instructor de Glasswing Internacional.

Gerson nunca había entrado en una cocina y se impresionó cuando ingresó en el taller de Jóvenes Constructores. En el programa le dieron la formación técnica vocacional para trabajar en esta área. Emocionado por el nuevo mundo de conocimientos que se abría ante él, Gerson aprendió a preparar comida hondureña, italiana, francesa y mexicana. Los ocios que más le gustaban eran la panadería y la repostería. Para él, no hay mejor producto que el pan.

Lleva a las calles de Chamelecón, donde vende el pan que prepara, el amor que siente por el o cio que escogió. “Cuando la gente me ve, me compran porque me dicen que es raro ver a un muchacho vendiendo”, cuenta Gerson. “Me dicen que

soy un joven luchador. Me siento orgulloso. Yo mismo me admiro de lo que puedo hacer ahora y que antes ni por cerca imaginaba”.

Sabe que vivir en Chamelecón no es asunto fácil porque hay que ingeniárselas para convivir con la violencia y la delincuencia. Es un reto diario. Afortunadamente, en Jóvenes Constructores aprendió habilidades para la vida y para el emprendimiento.

Su sueño: un restaurante

Del desinterés al aprendizaje y el emprendimiento. La historia de Gerson podría resumirse así, pero él sabe que quedan muchas metas que alcanzar. Ya no solo es un emprendedor, sino también un voluntario del programa Jóvenes Constructores para formar jóvenes, motivándolos a cumplir sus sueños.

Gerson también tiene un sueño: ser su propio jefe y poner un restaurante, y sabe que para lograrlo necesita seguir formándose y trabajar para alcanzar su meta. “Me siento más empoderado. Gracias a Jóvenes Constructores ahora sé cómo crear una microempresa y liderar grupos juveniles”.

Dentro de cinco años se ve como un emprendedor que no se quedó de brazos cruzados. “Me siento orgulloso de ser parte de Jóvenes Constructores porque gracias a las capacitaciones he salido adelante”, sonríe Gerson. “Me ayudaron muchísimo los talleres de habilidades para la vida y el trabajo”.

Senderos Juveniles de Centroamérica es un proyecto binacional en Honduras y El Salvador que conforman Catholic Relief Services (CRS) junto a sus socios Fe y Alegría, FUNADEH, Glasswing International y YouthBuild International, con el nanciamiento del Departamento de Trabajo de Estados Unidos (USDOL).