Por John Lindner
Un par de mujeres comienzan sus devociones en la antigua iglesia 2 horas antes de la misa. Su reverencia es impresionante. En una prolongada genuflexión, lavan el piso de la iglesia y los bancos rústicos. Sería un proceso lento con un trapeador. Usan trapos rotos.
El piso del edificio de la Iglesia que data de 1919 es como una pizarra, y el cielo raso, 4 pisos arriba, de metal. El efecto acústico es una caja de resonancia. Dentro de ella, los golpes rítmicos de los trapos de las mujeres resuenan, como olas del océano que llegan a la orilla.

Las mujeres limpian el piso de la iglesia todos los domingos antes de misa en la Iglesia Todos los Santos en Rajef. Lavan el piso a mano y rastrillan el jardín con un cepillo hecho con ramas. Foto de Karen Kasmauski para CRS
El tiempo y las condiciones climáticas erosionaron la argamasa de arena y destiñeron los ladrillos naranja de la Iglesia Todos los Santos. El tiempo, y tal vez los problemas, abrió grandes agujeros lo suficientemente anchos para que entren los pájaros. Se posan sobre barras de metal que abrazan las fuertes vigas de hierro. En el tercio trasero de la nave de la iglesia, donde hay pocos bancos o ninguno, los pájaros dan prueba de su ocupación con manchas en el piso. No hay esas señales donde las mujeres lavan.
Con las manos y las rodillas en el piso, la cabeza inclinada ante la interminable tarea de mantener la limpieza en una casa tan vulnerable a las fuerzas externas, las mujeres ofrecen un sacrificio persistente y no apreciado. En su desafío completamente práctico y físico al desorden, encarnan el papel de la Iglesia en el sur de Sudán.
Dada su historia, el hecho de que la Iglesia haya perseverado en Sudán durante medio siglo de guerra civil no debería asombrarnos. Sus altares simples de madera, cruces con cicatrices, incluso algo de vitrales, permanecen, aunque parezca increíble, como si emularan Su teología.
Nada de lo esencial de la Iglesia Católica se pierde o disminuye en el sur de Sudán. Su papel como guía espiritual y refugio para los abatidos, aunque más visible en medio de la pobreza absoluta, no es nuevo ni inesperado. Pero la Iglesia aquí ha tomado, o más precisamente le han impuesto, otro papel que tal vez no debiera ser tan sorprendente pero de hecho no deja de asombrarnos.
La Iglesia en el sur de Sudán está en todos lados y en todo.
Si pudieras ver tu Iglesia en el sur de Sudán, junto con todos los aspectos conocidos, verías caminos, clínicas, pozos, reuniones cívicas, instituciones financieras, granjas y pequeños negocios. En resumen, tu Iglesia introduce y mantiene aquí los apoyos materiales de la civilización.

El padre Joseph Otto, de la parroquia Sta. Teresa en Magwi, es sacerdote desde hace 9 años, y controla una red de iglesias en una vasta área. Celebra la misa todos los días aunque nadie asista. Foto de Karen Kasmauski para CRS
A la Iglesia no se eligió para estas funciones ni ella las seleccionó. Sin embargo, era el único organismo lo suficientemente capaz y creíble que quedaba en el sur de Sudán para reunir y unir a todos los grupos nacionales e internacionales que buscan hacer el bien en este lugar.
Los gobiernos estaban preocupados por la guerra y la política incomprensiblemente compleja. Las personas estaban preocupadas por sobrevivir día a día. Las formas tradicionales de resolver conflictos entre vecinos, tribus, pueblos y estados se destruyeron durante las décadas de guerra y agitación.
Solo la Iglesia permaneció y permanece lo suficientemente estable para resistir el caos. Al igual que las mujeres que lavan el piso de la Iglesia Todos los Santos, la Iglesia Católica en el sur de Sudán se inclina ante las tareas prácticas de la civilización, y lucha por hacer la vida no solo un poco más soportable, también posible.
Y la Iglesia en Sudán sigue siendo vigorosa en gran medida por la fuerza de los creyentes como tú. Por ahora y el futuro inmediato, la vida civilizada en el sur de Sudán depende en gran parte de la Iglesia en Sudán. Y el futuro de esa Iglesia está cada vez más en nuestras manos.
Si pudieras ver tu Iglesia en Sudán, te sentirías conmovido por su servicio, te emocionarías por su pobreza, te sentirías inspirado por su devoción, pero la reconocerías inmediatamente. Después de todo, es tu Iglesia.
John Lindner es editor encargado del sitio digital crs.org y del blog. Viajó a Sudán para CRS con el fin de informar sobre la construcción de la paz.