Semana Santa

“Sin embargo se redujo a nada, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” — Filipenses 2, 7-8

Esta última semana de Cuaresma es un tiempo para reflexionar sobre aquellas palabras de San Pablo a los Filipenses. Jesús se despojó a sí mismo por nosotros; ¿de qué debemos despojarnos para servir a los demás? Nuestras oraciones de Cuaresma, el ayuno y la limosna nos han preparado para contestarnos esta pregunta.

Al volver nuestra mirada hacia la cruz que Jesús cargar y donde muere, recordemos a los innumerables hombres, mujeres y niños que aún hoy llevan pesadas cruces: cruces de hambre o de falta de vivienda, recursos o seguridad. Sin embargo, no olvidemos nunca.

Que la Semana Santa da paso a la Pascua, el ayuno se convierte en un festín, el dolor en solidaridad y el amor en acción concreta. Dios triunfa. Mientras nos preparamos para celebrar la alegría de la Pascua, es nuestra responsabilidad como miembros de una misma familia humana compartir esa alegría con todas las personas, cercanas y lejanas.

Fortalece tu experiencia de fe esta Semana Santa

  • Viacrucis: Camina con Jesús al Calvario con este librito inspirado en la doctrina social católica.

Mientras nos preparamos para la Pascua, no olvidemos la práctica cuaresmal de dar limosna. Lee por qué es importante.