CRS Es Eficiente

¿Cómo nos aseguramos que tu donación será utilizada con sabiduría?

Somos una de las organizaciones más eficientes en el mundo. ¿Sabías que el 94 por ciento del dinero que gastamos va directamente a programas que benefician a los pobres en el extranjero? Trabajamos duro para mantener nuestros gastos administrativos bajos y constantemente buscamos maneras inteligentes y mejores formas de hacer las cosas para eliminar redundancias que a menudo plagan otras organizaciones. Tú siempre tendrás acceso para revisar nuestros informes financieros.

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Estudiantes de la Saint Paul University en Manila, Filipinas, empacan suministros de socorro financiados por CRS para ser enviados a las víctimas de las inundaciones del tifón “Ketsana”, en 2009. Foto de Laura Sheahen/CRS

Además, nosotros cumplimos con las 20 estrictas normas estándares establecidas para las organizaciones de caridad por el Better Business Bureau (en inglés), a través de su ente calificador Wise Giving Alliance, y el Instituto de Filantropía de los Estados Unidos (en inglés) nos ha calificado con la letra “A”. Ambos grupos encargados de vigilar las instituciones de caridad utilizan criterios que confirman la eficiencia fiscal, como el porcentaje de los fondos que van directamente a los programas, el costo de colectar un dólar en donaciones, la transparencia y el grado en que se honran las intenciones del donante.

Nos esforzamos por ser eficientes en todo lo que hacemos. De acuerdo a nuestros principios, basados en la doctrina social católica, seguimos el principio de subsidiariedad: un alto nivel de gobierno —u organización—  no debería ejercer ninguna función o trabajo que pudiera ser efectuado de manera más eficiente por un nivel inferior de gobierno, por las personas que están más cerca del problema y tienen una mejor comprensión de la cuestión. En muchos de los países donde trabajamos, nuestros socios locales de la Iglesia representan una red eficiente que ya conoce la zona afectada o que necesita ayuda. Su trabajo nos permite movilizarnos rápidamente para distribuir  alimentos, suministros de emergencia e información, a menudo en cuestión de horas después de un desastre. Juntos podemos satisfacer las necesidades más críticas y luego ayudar a las personas “a una mejor reconstrucción” de manera que sus comunidades sean más fuertes y mejor capacitadas para contener futuras situaciones.