Cambio climático amenaza a un millón de agricultores en América Central

(San Salvador, El Salvador – 9 de octubre de 2012) – Temperaturas superiores y cambios en los patrones de precipitación podrían transformar el paisaje agrícola de América Central, amenazando de esta manera los medios de vida de un millón de agricultores de maíz y frijol, de acuerdo con un informe publicado hoy  y en el que, por primera vez, se fija en el impacto del cambio climático a escala local.

Publicado por científicos del Centro internacional de agricultura tropical (CIAT) y el Centro internacional de mejoramiento de maíz y trigo (CIMMYT), como parte de un proyecto liderado por Catholic Relief Services (CRS), Tortillas on the Roaster (Tortillas en el comal) expone los riesgos del cambio climático para estos dos cultivos alimenticios de suma importancia en Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.

Incluso con nuestros cálculos más conservadores, es claro que el cambio climático podría transformar el paisaje agrícola en toda América central”, aseguró Anton Eitzinger, científico del clima del CIAT y autor principal del informe. “Las condiciones ya son bastante difíciles allá; es una de las partes más vulnerables y con menos recursos de América Latina”.

Financiado por la Fundación Howard G. Buffett, el informe será presentado en una reunión de donantes, formuladores de políticas y organizaciones de desarrollo clave de América Central el jueves, en San Salvador.

Impacto sobre el maíz y el frijol

El primer estudio de su clase en hacer estas predicciones altamente específicas y de nivel local, Tortillas en el comal muestra que un aumento previsto de temperatura promedio de alrededor de 1 °C para el 2020 afectará gravemente al maíz, lo que agravará la escasez de agua y generará daños en los cultivos. Grandes franjas de la zona maicera actual podrían dejar de ser idóneas para el cultivo, lo que produciría pérdidas económicas para la región de alrededor de $100 millones de dólares por año.

Un agricultor en Somoto, Nicaragua, arroja sorgo de una cubeta. Foto por Neil Palmer para CIAT y CRS.

Un agricultor en Somoto, Nicaragua, arroja sorgo de una cubeta. Foto por Neil Palmer para CIAT y CRS.

De manera crucial para el maíz, las mayores pérdidas se darán en sitios donde ya se presenta una severa degradación del suelo, como en partes de Honduras y en todo El Salvador, que podrían experimentar una baja repentina en cerca de un tercio de la producción en los próximos 10 años. Entretanto, las temperaturas superiores podrían extender la temporada seca de la región, aumentando así la severidad de la denominada “canícula”, un período seco que comienza en julio, que coincide con una etapa crucial del ciclo de producción de maíz.

Para el frijol existe una grave amenaza por la reducción de lluvias durante la temporada de siembra en septiembre, con temperaturas superiores que afectarán la floración y la producción de semilla, lo cual reduciría los rendimientos en los cuatro países en casi un 25 por ciento. Mientras tanto, es probable que los meses normalmente húmedos de octubre y noviembre experimenten aguaceros incluso más severos, similares a los que destruyeron los cultivos y la infraestructura en el 2011. El informe calcula pérdidas en la producción de maíz y frijol de alrededor de $120 millones de dólares por año para el 2020, con posibles repercusiones en las cadenas de valor minoristas; los mercados regionales y de exportación también recibirían un duro golpe.

El informe destaca la importancia de la gestión ambiental, al encontrar que los agricultores que emplean buenas prácticas para el manejo de los suelos, por ejemplo, podrán atenuar los efectos del cambio climático y producir una variedad de cultivos rentables. Los que habitan en zonas marginales, con fincas administradas de manera deficiente, se verán forzados a cambiar sus prácticas o a dejar la agricultura completamente.

El informe predice, además, que se espera que algunas zonas, como los altiplanos del centro oeste de Guatemala se beneficien de las condiciones más cálidas, que aumentará la idoneidad para la producción de maíz y frijol. Sin embargo, muchas de las zonas que se prevén ganarán idoneidad para cultivos se encuentran en zonas frágiles a nivel ecológico, como bosques y humedales.

En términos generales, cerca de un millón de pequeños agricultores y sus familias podrían verse afectados de manera adversa en los cuatro países.

Futuros verosímiles

Sin embargo, los científicos sugieren que con la acción decisiva de los formuladores de políticas, se puede evitar lo peor.

Un agricultor en Honduras cava canales de riego en Alauca, Honduras. Foto por Neil Palmer para CIAT y CRS.

Un agricultor en Honduras cava canales de riego en Alauca, Honduras. Foto por Neil Palmer para CIAT y CRS.

El informe destaca que no existe una solución rápida”, según explica Paul Hicks, coordinador regional para América Central de la Iniciativa global del agua de CRS. “Se trata de volver a lo básico. Se deben revitalizar los servicios de extensión en toda la región para capacitar a los pequeños agricultores en el manejo del suelo y el agua. Adicionalmente, los gobiernos deben asumir el liderazgo, ellos son quienes tienen la capacidad de lograr una verdadera diferencia por medio de la instauración de políticas agrícolas inteligentes respecto al clima”.

Un mejor uso de las aguas lluvia —por ejemplo, a través de sistemas de acopio de agua— junto con un mejor manejo del suelo, la diversificación de los cultivos y el uso de enfoques denominados “inteligentes respecto al clima” podrían contribuir a que los agricultores hagan más que simplemente capear el temporal.

Usando modelos climáticos mundiales y regionales existentes, los investigadores de Tortillas en el comal pudieron analizar los impactos del cambio climático en escalas locales, que van de 1 a 5 km2. También identificaron y mapearon cómo se verán afectadas distintas zonas geográficas dentro de los cuatro países.

Durante el periodo 2011-2012, el equipo de trabajo organizó una serie de talleres con agricultores en los cuatro países, para contribuir a que los investigadores entiendan mejor las percepciones de los agricultores acerca de los riesgos del cambio climático y para establecer parcelas de demostración empleando tecnologías y prácticas mejoradas para el manejo de cultivos.

Mayor información

CIAT – En colaboración con socios en todo el mundo en desarrollo, el Centro internacional de agricultura tropical (CIAT) miembro del Consorcio CGIAR desarrolla tecnologías, métodos y nuevos conocimientos que contribuyen a que los agricultores, en especial los de escasos recursos, logren mejorar la eco-eficiencia en la agricultura, es decir, logren que la producción sea competitiva y rentable así como sostenible y resiliente mediante el uso sensato a nivel económico y ecológico de los recursos naturales y los insumos adquiridos. Con su sede principal cerca a Cali, Colombia, el CIAT lleva a cabo investigación para el desarrollo en regiones tropicales de América Latina, África y Asia. www.ciat.org

CGIAR es una alianza mundial de investigación que procura lograr una mayor seguridad alimentaria. Su labor científica la llevan a cabo los 15 centros de investigación que conforman el Consorcio CGIAR en colaboración con cientos de organizaciones socias. www.cgiar.org (página en inglés).

CIMMYT Con sede principal en México, el Centro internacional de mejoramiento de maíz y trigo (CIMMYT) es una organización sin ánimo de lucro de investigación y capacitación en agricultura. Su misión es reducir la pobreza y el hambre mediante el aumento sostenible de la productividad de maíz y trigo en el mundo en desarrollo. El CIMMYT mantiene el banco de germoplasma de maíz y trigo más grande del planeta y se le reconoce por haber iniciado la Revolución verde, la cual salvó a millones de vidas en toda Asia y por la cual el Dr. Norman Borlaug del CIMMYT fue galardonado con el premio Nobel de la Paz. El CIMMYT es miembro del Consorcio CGIAR y recibe apoyo de gobiernos nacionales, fundaciones, bancos de desarrollo y otras agencias públicas y privadas.

CATHOLIC RELIEF SERVICES  es la agencia oficial de la comunidad católica en los Estados Unidos para ayuda humanitaria internacional. CRS alivia el sufrimiento y ofrece asistencia a personas necesitadas en cerca de 100 países, sin importar su raza, religión o nacionalidad. El trabajo de ayuda y desarrollo de CRS se logra mediante programas de respuesta de emergencias, al VIH, salud, agricultura, educación, microfinanzas y construcción de la paz.  Para mayor información, visite el sitio crsespañol.org.